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Bad Bunny vs. Logan Paul: ¿Quién es mejor?



Desde hace años, digamos que desde 1985 (al menos) con la celebración de WrestleMania I, WWE encontró un filón propagandístico en la contratación de celebridades que aparecieran esporádicamente en los programas y shows de pago de la compañía. Grandes estrellas de los ochenta como Mr. T o Cindy Lauper eran habituales de las noches WWE llegando a establecer un nuevo concepto que iba más allá del mero postrero ante la cámara. Desde el momento en que se subieron al ring y formaron parte activa (y física) de las historias que se contaban, la compañía se dio cuenta que ahí había mercado. Comenzó entonces a acuñarse la famosa frase que a día de hoy se sigue utilizando de "atraer ojos al producto". Si contratamos a un músico, la industria musical nos echará un vistazo; si contratamos a un futbolista de NFL, el resto de aficionados de la NFL se pasará por nuestra programación para ver de qué va esto... y a día de hoy si eres YouTuber de éxito tienes muchas papeletas para que WWE se fije en ti, aunque sea por mera conveniencia. Tu me das, yo te doy.


La "celebridad 2.0": Evolución de una conveniencia mutua


Pero en la era digital que vivimos y con todo el material tecnológico que a diario pasa por nuestras manos, este concepto ha mutado a un nivel superior hasta convertirse en "Celebridades 2.0", es decir, estamos en una era en la que las celebridades ya no se pasan por WWE para promocionar una película o una canción sino que se ponen el mono de trabajo y se encierran en el Performance Center con la Superestrella de turno que le cuenta todos y cada unos de los secretos de este deporte de entretenimiento hasta llegar a hacer de ellos uno más. De siempre existió la transversalidad entre el deporte de entretenimiento y el show business pero las barreras se han roto hasta el punto de confundirse; como se ha hablado de Bad Bunny esta semana, ¿Es cantante metido a luchador o luchador metido a cantante?


En este sentido estamos de enhorabuena. Los aficionados a WWE saben que ahí fuera hay quien se lo sigue tomando en serio y quien sigue viendo a WWE como la Meca de las empresas de entretenimiento, cumpliendo un sueño cuando son capaces de llegar a poner un pie entre las cuerdas. En esta generación digital tenemos dos de los máximos exponentes de todos los tiempos, Bad Bunny y Logan Paul. El cantante y el YouTuber de éxito son ya habituales en WWE y no se pierden ningún evento de los que llamamos "grandes". Les hemos visto haciendo cosas que otrora eran impensables para cualquier luchador, no ya "personalidad invitada" y llegados a este punto solo los queda plantearnos una pregunta tan banal como "innecesaria": ¿Quién es mejor Bad Bunny o Logan Paul?


Bad Bunny, la sorpresa


Con más de 100 millones de seguidores en todas sus redes sociales, ganador de todo tipo de Premios Grammy, protagonista absoluto de la Gala Met, actor, etc... el polifacético puertorriqueño era un "caramelo" del que irremediablemente iba a enamorarse WWE y la sorpresa fue cuando a oídos de la compañía llegó que ese amor era correspondido. Sin más dilación se llegó a un acuerdo por el que Bunny debutaría en WrestleMania 37 junto al también puertorriqueño Damian Priest para enfrentarse a The Mis y John Morrison... y nadie pudo imaginar lo que Bad Bunny iba a poner en liza aquella noche. Saltos desde la tercera cuerda, sumisiones y todo tipo de movimientos letales que hicieron que desde entonces no se dejara de hablar del músico hasta que se busco y se consiguió que firmara un contrato de Superestrella de WWE.


Desde entonces sus apariciones son más que sonadas, como la del Royal Rumble 2022 en el que le vimos cara a cara con Brock Lesnar o la más reciente de la pasada semana, en Backlash, contra Damian Priest en su Puerto Rico natal que ha puesto patas arriba todas las ideas preconcebidas y ha hecho trizas los planes de WWE de cara al futuro. Se han metido en un lío por el simple hecho de que Bad Bunny no es que sea bueno, es que es mucho más que eso y no es que nos refiramos a que se haya topado con alguien como Priest que le guíe sobre el ring, es que hay que saber seguir las indicaciones para llegar a dar el espectáculo superlativo que ambos nos dieron y que bien tenía que haber sido el evento estelar de Backlash sin lugar a dudas.



¿Dónde está el techo de Bad Bunny? Ni siquiera él lo sabe. De momento, tras haber anunciado un año sabático musicalmente hablando, tenemos la suerte de poder disfrutar de él en WWE y quién sabe si ese veneno competitivo irá entrando más y más en sus venas hasta el punto de querer algo más que un par de apariciones esporádicas al año. Bunny cuenta con las bendiciones de Undertaker, ni más ni menos, que también ha estado en alguno de sus conciertos; y el resto de leyendas y no leyendas de WWE ya no le ven como un outsider o extranjero que nada tiene que ver con la industria, sino como uno más. Si todos se congratulaban por la firma de Ronda Rousey y la cantidad de ojos que, potencialmente, ésta podía traer a WWE procedentes de UFC, qué decir de Bad Bunny, una de esas perlas que aparecen rara vez en la naturaleza.


Logan Paul, el "chico malo"


Hay quien dice que el YouTuber / personalidad de las redes sociales / deportista / "lo que quiera" es más completo que Bad Bunny y nosotros no somos quién para decir lo contrario. Logan Paul sí que es cierto que tiene un pasado deportivo que simplemente tenía que amoldar a los gustos de WWE; en ese sentido lo ha tenido más fácil que Bad Bunny y no hay que darle tanta importancia, pero hasta aquí. Estamos hablando de un Logan Paul que ha estado en combates de 1 vs. 1 con Roman Reigns o Seth Rollins, ni más ni menos, no como Bunny que, hasta el pasado fin de semana había necesitado estar en luchas de parejas para sentirse protegido.


Paul parece haber aguantado mucha más presión que Bunny, o es que quizás Bunny no ha dejado que los nervios traspasaran hasta darse a conocer a la luz pública. Ha estado en lo más alto de WWE y ha llegado a ser un oponente creíble y certero para el "Jefe Tribal" que en la última visita a Arabia Saudita vivió momentos y visitó lugares en los que nunca nadie antes le había llevado, y Paul sí fue capaz de hacerle sufrir como pocos. Se destrozó la rodilla en medio de la lucha y nadie se dio cuenta hasta que subió una foto a su cuenta de Instagram, y tras seis meses de baja regresó para plantar cara a Seth "Freakin'" Rollins en WrestleMania.


Una de sus particularidades son los vídeos que graba durante sus luchas y que posteriormente cuelga en el canal de Youtube de WWE donde de manera instantánea recibe millones de visitas. El récord de visitas, de hecho, lo tiene uno de sus saltos desde el esquinero hacia la mesa de comentaristas sobre Reigns, teléfono en mano. Sus apariciones también se suelen contar por "Momentos Increíbles" como el salto de lado a lado del ring en el último Royal Rumble para encontrarse de bruces en el aire con Ricochet, que os dejamos a continuación.


No sabemos si Bad Bunny llegará o no a enfrentarse a Roman Reigns y a optar si quiera a un título como Paul ha hecho pero lo que sí sería digno de ver sería una lucha entre estas dos Superestrellas de WWE que podrían hacer explotar el mundo del deporte de entretenimiento tal y como lo conocemos a día de hoy, y abriendo paso hacia una hipotética era "Celebridades 3.0".

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